Entradas

Mostrando las entradas de febrero, 2018

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Crecí en una casa donde la cocina fue centro de la vida. Ahí estuvo mi hogar y no los finos reposteros. No solo fue un sitio para la parada de rutina de llenar la barriga sino, donde se masticaba lentamente el amor mientras nos mirábamos y hablábamos; donde sus ollas dieron calor y olor que hasta hoy me duran, donde siempre había una silla para el que podía llegar por sorpresa. El tener, el recibir y el dar tuvieron forma de carne, bebida y pan. ¿Sería una cocina o un aula? No sé por qué hoy creo que mis padres (sí, los dos) me dieron a luz para siempre en aquella cocina.

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Gracias por tantas historias que me cuentan. Les agradezco compartir sus vidas conmigo. Yo escribo sobre ellos y para ellos: Contar una historia es más efectivo que explicar una definición. Una definición cierra y atasca la mente, una historia la abre y explaya. Como la historia de Leonela, que desde niña soñó con ser como Platini, y que a solas y a escondidas, dibujaba estratégicas jugadas de futbol en sus cuadernos de hojas cuadriculadas. O como la historia de mi buena Lidia, que se quedó con las ganas de estudiar enfermería ante la dulce pero firme intransigencia de sus padres quienes ante todo y por sobre todo, la querían ver “bien casada”. O como el entrañable Pedro, que apenas se toma dos whiskys conmigo alejado de la rutina de su esposa y de sus tres hijos adolescentes, empieza a ronronear y poner esa cara de llanto contenido y se toca el flequillo y suspira y humedece sus labios y recuerda a su James. O como Pepe que no contó a nadie de su miserable infancia, o como Luisa, Joshua, Greg o la tata. O como los millones que tienen historias sin contar y cuyas vidas bien confesadas podrían inyectar vida a otras vidas. Por tiempos prolongados, a oscuras y a solas, todos hemos respirado cortadamente en armarios de madera o transparentes para protegernos del ataque, del rechazo o de la contracorriente. A todos nos llega el momento en que buscamos oxígeno fuera de nosotros. Nos resulta carísimo enfrentar al mundo y poner el pecho. Pero más caro sería quedarse encerrado sin contar nuestras propias historias, más caro sería quedarse sin ser uno mismo. Porque ocultar es mentir, callar es desaparecer y esconderse es morir.

Si para algo debe servirnos la inteligencia que tantas veces alardeamos tener, es para aceptar que las personas son tremendamente diferentes a nosotros. Hasta aquellos que nos aman y a quienes amamos, piensan diferente, opinan diferente, sienten diferente, expresan diferente sus emociones y viven diferente. Si nuestra inteligencia humana no nos ayuda a convivir mejor, a llegar a acuerdos y a cosechar frutos conjuntos, entonces, ella no nos sirve para nada realmente útil y no nos podemos considerar la especie más inteligente del planeta. Cualquier norma, religión, familia, educación o cultura que no propicie una inteligencia social, debería ser desechada por ineficaz. Las Hojas de Vicho Feb 2017

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja

Una nueva hoja