7 tips para que TÚ tengas una Feliz Navidad


1.    Reconoce tus sentimientos. Las fiestas de fin de año son fuertemente emocionales. Con cada reunión y tradición se busca conmover, sensibilizar y propiciar la reflexión pero al mismo tiempo, nuestra sociedad califica de inadecuada y cursi que alguien llore en público o que muestre su tristeza delante de los demás. No caigas en ese juego represivo e hipócrita de las apariencias. Jamás te fuerces solo para encajar en las expectativas del resto.  Date el derecho de expresar tus emociones más genuinas en medio de quienes te conocen y quieren de verdad. Y el resto, que te importe un comino.

2.    Quédate con el fondo y usa la forma. Enfocarte excesivamente en lo material, en el deleite, en el esplendor, en el estatus o en el rito, sin priorizar o conocer el significado de la Navidad incrementa tu sensación de vacío. Tú eres un ser con contenido y profundidad. Preocúpate del regalo y no de la envoltura. Por tanto, date el derecho de saborear tus propias esencias y mensajes. Rodéate exclusivamente de quienes compartan tus ideas y particularidades.

3.    No esperes que nadie cambie por fin de año. Las diferencias de carácter y personalidad entre tus familiares, amigos y compañeros de trabajo, en vez de desaparecer se pueden agudizar por estas fechas. No creas ese cuento mágico de que por Navidad, todo se perdona o todo se olvida. Es mejor “trabajar” a lo largo de todo el año en vez de esperar que en Navidad se solucionen los conflictos interpersonales.

4.    No te centres en lo que te falta, en lo que no lograste o en lo que has perdido. Festeja la vida y sus cambios que son las señales de que sigues vivo. Gratifícate a tu manera, abrázate, acógete tú solo, no esperes que los demás lo hagan porque ellos pueden estar peor que tú. Celebra a quien ha llegado a tu vida en este año, tu madurez y resistencia a los infortunios y fracasos.

5.    No compres Felicidad. No des lo que no tienes. Mi más grande lección es que Amar no es dar, amar es ser. Esto significa que tu auténtica forma de ser es el motivo para que los demás te amen. Los que te aman de verdad, te esperan a ti, solo a ti; no a tus regalos o a lo que tú puedas hacer por ellos.

6.    El estrés tiene un solo origen: el dar importancia a lo que no lo tiene. Abandona esa idea estúpida de que cuanto más haces, eres más querido, más popular, más productivo o más valioso. Te lo digo con cariño: para el único que eres imprescindible es para ti. Los que te quieren te quieren en paz, sereno, contento, libre y con ánimos, no te quieren estresado, mal humorado, amargado, enfadado, irritado o decaído. Por eso, es más saludable mirar el pesebre y no mirar tanto el árbol de Navidad o la mesa.

7.    Sé creativo. No tienes que hacer siempre lo mismo que hiciste los años pasados. Participa en esas tradiciones que tú aceptas y disfrutas. Reemplaza por nuevas tradiciones aquellas que no conectan con tu propio contexto o forma de ser. Come lo que quieras, expresa lo que quieras, canta lo que quieras, ve donde quieras, compra lo que quieras, ora lo que quieras. No te olvides que Dios, que es el protagonista de todo esto, te quiere tal como eres.  


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