Oración equivocada

Oramos mal cuando mercadeamos la respuesta positiva de Dios a nuestras peticiones a cambio de una acción nuestra. Dios no pide nada para actuar. Dios no es un comerciante de milagros. Dios es libre e interviene según sus propios propósitos. Toda oración nuestra debe estar compuesta por una sola confianza interior: no aquella que nos hace creer que obtendremos lo que deseamos sino aquella que nos hace creer fervientemente que la voluntad de Dios será lo mejor para nosotros. Toda oración debe hacernos mejor personas: más humildes, más pacientes, más solidarios, más amables, más dóciles.

Dios no es un amuleto. La Fe no es un pasaje a nuestros caprichos. Los milagros son gratuitos. La religión no es superstición. 



Comentarios

Entradas populares