Como la hiedra

No tengas mucho temor al vacío. Él puede ser el necesario anticipo de una vida que se está extendiendo libremente...

Hoy estuve en un café que tiene en una de sus paredes, la pulcritud y la ausencia de ornamentos como la paciente antesala de una hiedra que va creciendo desde una esquina y va conquistando toda su altura. De aquí a unos meses todo ese muro de piedra vacío aparecerá abrazado por hojas sedosas, verdes y vivaces. El paisaje estará completo.

En mi vida tengo que desvestir sus paredes tapizadas, desinflar egos engañosos, desocupar trastiendas que ya no sacudo más, olvidar, vaciar. Habrá nuevos espacios y nuevas cañadas. Y un nuevo follaje cubrirá mi piel tatuada. Y una nueva decoración engalanará mis paredes.
No estoy evacuándome ni quedándome baldío. Estoy preparando un nuevo terreno para una nueva labranza.      

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