Unas palabras moradas
(La Introducción "Las Hojas moradas de Vicho")
Leí alguna vez:
Se dice de las personas relacionadas
al color morado que tienen mentes libres de prejuicios y se separan de los
dogmas establecidos. El morado es un color mixto que se origina mezclando el
rojo y el azul, y es esta cualidad de color mixto la que asigna al color sus
sentimientos ambivalentes. En ningún otro color se unen cualidades tan opuestas
como en el morado, ya que representa la mezcla de lo masculino con lo femenino
(rojo y azul) y de la sensualidad con la espiritualidad. La unión de estos
significados contrarios es lo que determina el simbolismo del color morado y
todo lo que representa.
Soy habitante de planetas. Entre los años y los viajes que llevo a cuestas
he cruzado en ida y vuelta universos que siempre fueron considerados incompatibles
e incomunicados. He crecido en ese dualismo que separa mundos. Unos por aquí,
otros por allá. Un mundo de ideas, cambiante, siempre abierto a descubrir y
albergar nuevas estrellas del cosmos; otro más inamovible, rígido y eterno que
gira alrededor de un solo astro.
He sido testigo de pugnas entre adversarios históricos en que ninguno se
aventuró a dejar la esquina de su cuadrilátero. Y me he encontrado en un
sinnúmero de veces en medio de ambos extremos, disfrutando a mis anchas de las
cualidades de cada uno. He sido interlocutor de esos dos mundos enfrentados,
del sensual versus el espiritual, del colorinche versus el blanco y negro, del
cielo más allá de las nubes versus la tierra y sus subsuelos, del seco versus
el chapoteado…
“Señores, el camino a Dios es hacia
allá, sigan mis instrucciones” “Señores, el camino hacia el infierno es ese”.
“Sigan a los buenos”
Pero por mi estructura atómica tan peculiar, me elevé noblemente desde las
llanuras más foscas y confusas hasta los confines más elevados del mundo
celeste. Mantuve diálogos entretenidos y larguísimos con el señor ascensorista
que subía y bajaba desde los inframundos hacia las cúspides más altas. He
respirado todos los tipos de oxígenos.
Y debo comenzar este libro ratificando que sí, es cierto, me he dejado
seducir por todos esos mundos tan heterogéneos pero que, a medida que más alto
volé y más kilómetros exploré, el color morado se
apoderó de mi visión como señal infinita de una armónica fundición de mi
humanidad con gotas de divinidad. En el color morado van resumidamente mis dos
dimensiones enardecidas. Van mis naturalezas de la mano. En mis hojas moradas
se han coloreado en exquisitas tonalidades mi más alta, intensa y permanente
pasión por lo trascendente. (Cómpralo aquí)