¿Te sientes a menudo que no encajas en esta sociedad?
Varios de mis amigos se
rieron alguna vez cuando les conté que me habían preguntado en un test con qué animal me
identificaba y yo había respondido que con la gaviota porque era un animal de
aire, tierra y mar. Y todos esos amigos se rieron así por lo melifluo y hasta
cursi de mi afirmación. Quizás esperaban que yo contestara que me identificaba con
un felino agresivo o con un reptil perezoso. Nada más alejado eso de mi naturaleza.
Se rieron aun sin saber que yo de adolescente, detesté el libro Juan Salvador
Gaviota porque lo tachaba de aburrido y excesivamente idealista. Bueno, pero
uno cambia, uno se transforma…
He indagado el porqué de esa
identificación mía. ¿Qué representa ese vuelo solitario de una gaviota? ¿Tanto me
ha importado mi libertad? ¿Tanto me ha obstaculizado la bandada de otras
gaviotas?
A estas alturas de mi
vida, con varias metas realizadas a cuestas y con varios obstáculos y dolores honrosamente
vencidos, persiste la insatisfacción y la búsqueda de un verdadero y constante sentido a mi vida. Además, sufro de una permanente sensación de “inadecuación existencial” en donde todo eso que
llamamos sistema moderno pareciera que no encaja con mis gustos, pasiones e
intenciones personales.
Creo no ser el único.
Solo dos ejemplos: entre mi entorno social encuentro muchas amigas lindas y muy jóvenes aún, solteras unas u otras que
tienen una propia familia muy consolidada y un trabajo que les permite vivir
holgadamente, pero que a pesar de eso, se sienten misteriosamente insatisfechas con su vida y lo que han conseguido. Algo
les falta o algo les sobra. No es fácil de explicar. No se entiende qué les puede pasar. Igualmente, tengo amigos "exitosos" que luego de visitar los mejores
restaurantes y de tener las mejores vacaciones de ensueño, se sienten inquietos, aburridos, descontentos,
nerviosos, angustiados, malhumorados, incompletos, solos o desconectados de sí mismos cuando
regresan a sus casas por la noche y a su realidad más cotidiana. ¿Paradoja? ¿Acaso ya no tienen todo lo que aspiraban desde niños? ¿Cómo es posible, si parece que toda su vida la tienen ya bajo control?
Y hay que tener en cuenta
un dato más. Nunca en la historia de la humanidad, se ha vivido tantos años
como ahora. La expectativa de vida en poco más de cien años se ha incrementado
en cerca de cuarenta años. Esto quiere decir, que tenemos y tendremos más años de vida útil,
pero también de ocio y soledad cuando la prole se haya marchado del nido. ¡Vaya que
hemos conquistado como especie nuestra supervivencia en este mundo y lo seguiremos haciendo!
Pero ¿Qué hacemos teniendo tantos años y poco sentido para vivirlos? ¿Seguiremos buscando y buscando insatisfechos o vacíos?¿Cuál será entonces la esencia más
importante que nos defina como individuos? ¿Cuál es la meta más importante?
¿Solamente el sobrevivir, el llenarnos de cosas que no necesitamos de verdad y haber conquistado lo que llaman el éxito? ¿Lo que la
manada civilizada dice que debemos conseguir o lo que desde una dimensión extraña del alma nos inquieta?
Un día, a pesar de la
incomprensión del resto, Juan Salvador Gaviota se cansa de tener que vivir dedicado
exclusivamente para sobrevivir y en seguida, se atreve a volar a solas, cruzar
océanos, cielos abiertos y sus tempestades, pasar fríos inusuales y vientos a favor. Se estrella
contra el agua. Descubre sus habilidades para hacer acrobacias y sus resistencias
para cumplir sus sueños aéreos. Pero un día, poderoso y satisfecho decide regresar a su bandada de origen. Necesita
volver. Necesita amar y convencer a sus semejantes. Necesita comunicarles que hay un cielo
accesible más allá de lo que ven sus ojos y que también a ellos los espera.
Y así, con esta reflexión consigo un centímetro
más de comprensión en este viaje que llamo vida con sentido. Y así, encuentro
el porqué escribo y seguiré escribiendo toda mi vida. ¡Cuánto tiene que ver el amor con el escribir!